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domingo, 12 de junio de 2011

GRAMÁTICA ESPAÑOLA

LOS SUSTANTIVOS EPICENOS
Al intentar hacer un artículo sobre gramática castellana, previamente revisé en la versión de la Real Academia Española (RAE-2008) el tratado sobre Nueva Gramática de la lengua española.
Pues bien, ahí hallé un acápite que versa sobre los sustantivos epicenos, que son aquellos sustantivos en nuestra lengua de un solo género. Pasemos a detallar lo que la RAE explica y describe sobre estos elementos gramaticales.
Los sustantivos epicenos. Alternancias con otras clases de nombres

Como decíamos la RAE define o llama EPICENOS a los sustantivos de un solo género que designan seres animados sin especificar su sexo. Estos sustantivos no poseen, por tanto, ninguna marca formal que especifique el sexo del ser que designan. La mayor parte de los nombres epicenos son nombres de animales. Ejemplo:
búho, camaleón, cebra, culebra, hiena, hormiga, jilguero, jirafa, lechuza, liebre, mosca, mosquito, perdiz, rata, sapo, tiburón, etc.
Precisa la RAE que, así pues, aunque existen la perdiz macho y la perdiz hembra, el sustantivo perdiz es exclusivamente femenino: una perdiz / *un perdiz. Los sustantivos epicenos que designan animales contrastan, por tanto, con los comunes en cuanto al género y también con los que admiten moción genérica, es decir, con los que poseen una forma masculina para designar el macho y una femenina para referirse a la hembra, como sucede en los pares siguientes:
burro / burra; canario / canaria; cerdo / cerda; conejo / coneja; cordero / cordera; elefante / elefanta; gallo / gallina; gato / gata; jabalí / jabalina; león / leona; oso / osa; pájaro / pájara; palomo / paloma; pato / pata; perro/ perra; ternero/ ternera; zorro/zorra.
Indica la academia, que los sustantivos epicenos, a diferencia de los comunes en cuanto al género o de los ambiguos, no se marcan como tales en el DRAE. Se indica, en cambio, en cada entrada el género que les corresponde: masculino en el caso de mosquito, femenino en el de pantera, etc. Por otra parte, corresponde a los diccionarios, como es obvio, informar del género que presentan los sustantivos, no del sexo que poseen los individuos que estos pueden designar.
Si bien, como se ha explicado, jilguero es un sustantivo epiceno, también se conoce jilguera, menos usado que jilguero hembra. Como femenino de tigre, se usa tigra en Colombia y otros países americanos, como en Sabiendo que habría sido como consolar una tigra atravesada por una lanza (García Márquez, Amor), pero se prefiere tigresa o tigre hembra en otros muchos. En el español medieval y en el clásico, se usaba una tigre: […] que siendo una tigre fiera se trasforme en oveja mansa (B. de Torres, Crónica). Este uso no es hoy general, pero se documenta ocasionalmente en textos del siglo XX:
Y, lanzándosele como una tigre, la levanta de la greña (Carrasquilla, Marquesa); Tiró de sí, con fuerte brío.
Como una tigre, pronta al salto (González Anaya, Oración).
También algunos nombres de plantas admiten la aposición de macho y hembra. Están, entre ellos, acebo, datilera, espárrago, mamón, ombú, palmera, plátano, ruda, sauce.
Pero, los sustantivos macho y hembra constituyen las formas adecuadas para deshacer la posible ambigüedad de los sustantivos epicenos que designan animales. La concordancia no está condicionada por el sexo de la entidad designada, sino por el género del sustantivo que forma el grupo nominal. Se dice, por tanto, El tiburón hembra es muy peligroso, y no *El tiburón hembra es muy peligrosa. Aunque el sustantivo hembra es femenino, y el sustantivo macho, masculino, no hay contradicción gramatical en grupos nominales como un tiburón hembra o la ardilla macho, puesto que se trata de aposiciones.
Solo algunos nombres de persona son epicenos. Los sustantivos criatura y víctima son femeninos, independientemente del sexo de las personas designadas. La expresión una criatura podrá designar, por tanto, a un niño de corta edad, y es posible referirse a un varón fallecido con el término femenino la víctima. Si bien estos sustantivos mantienen en los modificadores nominales y en las construcciones atributivas el género gramatical que les corresponde léxicamente, como en La víctima del robo estaba sumamente {*nervioso ~ nerviosa} o una criatura muy {pequeña ~ *pequeño}, se documentan, a veces, modificadores explicativos que hacen referencia al sexo del ser designado, como en ¿Veis esa repugnante criatura, / chato, pelón, sin dientes, estevado, / gangoso, y sucio, y tuerto, y jorobado? (Moratín, Poesías), donde se usan en masculino los adjetivos que se subrayan, a pesar de que el sustantivo epiceno criatura es de género femenino.
Por su parte, el sustantivo masculino miembro designa ciertas extremidades articuladas. Se usa como epiceno cuando designa la persona que se integra en un grupo o en una comunidad, pero empieza a ser usado también como común en cuanto al género con ese sentido: el miembro/la miembro. He aquí algunos ejemplos de este uso:
Entre los efectos que le fueron incautados a la miembro de ETA se incluye una agenda electrónica (Vanguardia [Esp.] 31/8/1994); “No nos hace falta saber lo que va a pasar […] dentro de tres años”, dijo la miembro de la junta […], vicepresidenta ejecutiva de Miami Free Zone Corporation (Nuevo Herald 21/4/1997); A la hora de hacerlo, nadie mejor que Justa Montero, miembro destacada de la Asamblea Feminista (Pueblos 31/10/2006).
Así pues, se admiten las dos opciones en alternancias como Ella es el miembro más notable del equipo ~ Ella es la miembro más notable del equipo. Se ha documentado el sustantivo miembra, que no se recomienda. El sustantivo rehén está ampliamente documentado como epiceno (Ella era el único rehén), pero hoy predomina su uso como común en cuanto al género (el rehén / la rehén):
Queda suspendido en el aire un instante (aprovechado para arrastrar a la rehén hasta la orilla) (Berlanga, Gaznápira); Le convenía mantener tranquila a la rehén (Victoria, Casta).
En el caso del sustantivo bebé, es común en cuanto al género en muchos países americanos (Es un bebé precioso ~ Es una bebé preciosa): […] sobre la piel de una bebé rosada (Proceso 29/12/1996), pero es epiceno en España: Los padres de Almudena García, un bebé de nueve meses de Bembibre (León), anuncian [...] (Mundo [Esp.] 30/3/1997). La oposición bebe/beba se documenta en el Río de la Plata, el Caribe insular y algunos países andinos —a veces en la forma bebé /beba—, entre otras áreas, a veces coincidentes con las que admiten bebe o bebé como sustantivo común en cuanto al género:
Con una mano lee una revista y con la otra hamaca el cochecito donde está el bebe, al que no se ve (Rovner, Foto); Los amores de un bebe y una anciana que además es algo así como su tía (Vargas Llosa, Tía); Tanto la madre como la bebe fueron trasladadas al Hospital Jackson Memorial (Américas 14/4/1999); Sara se levanta como por un resorte, alza en brazos a la beba y le pone el biberón en la boca (Halley, Amor).
En la lengua popular de varios países americanos y algunas regiones españolas, se han documentado los sustantivos ovejo, yerna y otros similares que, en la variedad culta, se sustituyen por formas heterónimas (carnero, nuera). Se extiende el femenino ídola en la lengua juvenil de Chile y el Río de la Plata, y a veces también en la conversacional (una cantante nueva que es ídola de todos los jóvenes). Este uso no ha pasado tampoco a los registros más formales.
No son epicenos sustantivos atributivos como desastre, encanto, caos, maravilla o belleza, entre otros muchos similares, ya que no designan seres animados, aunque puedan predicarse de ellos, como en {Ella ~ Él} es un encanto o {Este escritor ~ Esta escritora} es una maravilla. Si bien sustantivos como mamarracho o vejestorio se asimilan a menudo al paradigma de los epicenos, se están extendiendo sus variantes femeninas mamarracha y vejestoria, y —en el primer caso— también el sustantivo común en cuanto al género mamarracho (por tanto, un mamarracho/una mamarracho). He aquí algunos ejemplos de estos usos:
Aprendí que lo que tengo que hacer es usar esa libertad, aunque sin ser una mamarracha (Metrópoli 15/2/2006); Sentía su honor manchado con el ejemplo que esta hija daba a las de los demás al amancebarse con un aborto de eclesiástico y vestir pantalones como si fuera un mamarracho o una turista (F. Rubio, Sal ); A mí misma me daría un poco de repelús que Sergio o Diego se enamoraran de un vejestorio como yo (Rico Godoy, Mujer); Siempre que se trata de nombramientos
en el exterior, destierran unas vejestorias de museo que ya no pueden ni con la fe de bautizo (Asturias, París).
Ahora, comparada con la clase de los sustantivos comunes en cuanto al género o con la de los ambiguos, la de los sustantivos epicenos es relativamente secundaria, ya que la información que este grupo aporta solo es pertinente de forma indirecta a efectos sintácticos.
En muchos casos, los sustantivos epicenos ponen de manifiesto que lingüísticamente no interesa el sexo de la persona designada. Suelen considerarse epicenos los sustantivos masculinos personaje y vástago, así como el femenino persona, pero la referencia que cabe hacer en todos ellos al sexo del individuo designado es irrelevante: {Mario ~ María} es el personaje central de la obra. Entre los demás sustantivos de persona, no abundan los epicenos. El sustantivo pariente es común en cuanto al género —se dice Es pariente {mío ~ mía}, al igual que Son turistas {italianos ~ italianas}—, pero se usa también como epiceno, como en La consideraban un pariente lejano. El femenino parienta tiene otro sentido, como explica el DRAE. Está sujeto a la misma alternancia el sustantivo familiar, que se usa unas veces como común, como en Una familiar suya residente en Buenos Aires se puso en contacto con ella (Voz de Galicia 15/1/2004), y otras como epiceno (Ella es familiar mío).
Por otra parte, la RAE señala que no son epicenos los sustantivos masculinos de persona que se usan como términos no marcados de una oposición, por lo que cubren también los referentes que corresponden al otro sexo. Como se explica en el caso del grupo nominal los franceses puede abarcar el conjunto de los franceses y las francesas. Tampoco son epicenos los sustantivos que designan parejas de varón y mujer (esposos, novios, reyes). En estos casos y en otros análogos, el masculino funciona asimismo como el género no marcado. Cabe, pues, decir Tiene dos hijos: un niño y una niña, o Vendrán mis dos hermanos: Juan y Ana.
Bien, espero que el artículo de la Nueva gramática de la lengua española editada por la RAE, nos haya permitido esclarecer algunas dudas sobre los sustantivos epicenos, que algunas veces nos llevan a confusión en momentos de emplearlos en la construcción de oraciones

La oración gramatical

a) La oración gramatical es la expresión de un juicio o pensamiento completo. La parte de la Gramática de la Lengua que estudia las oraciones se llama Sintaxis. Ejemplos: la luna no salía, Manolo es estudioso, Juan trabaja en una fábrica.

b) La frase es una expresión que no tiene sujeto ni predicado. Ejemplos: silencio, por favor; cerrado los lunes; éxito de las voleibolista peruanas en el Panamericano.

Elementos de la oración

Los elementos de la oración gramatical son dos: sujeto y predicado.

a) Sujeto, es la palabra o grupo de palabras que indican la persona o cosa de la que afirmamos o negamos algo. Ejemplos: Arturo estudia la lección (sujeto: Arturo), el perro corre por el campo (sujeto: el perro), ven a verme (sujeto elíptico o no expreso: tú).

b) Predicado, es la palabra o grupo de palabras que expresan lo que afirmamos o negamos del sujeto. Ejemplos: Arturo estudia la lección (predicado: estudia la lección), el perro corre por el campo (predicado: corre por el campo), ven a verme (predicado: ven a verme).
Modalidades de oraciones
Según la actitud del hablante las oraciones pueden ser:
a) Enunciativa. El hablante informa. Ejemplo: nosotros compraremos ropa.
b) Interrogativa. El hablante pregunta. Ejemplo: ¿cómo te ha ido en el examen?
c) Exclamativa. El hablante expresa una emoción. Ejemplo: ¡Qué buen día tenemos!
d) Exhortativa. El hablante ruega u ordena. Ejemplo: apaga la televisión.
e) Desiderativa. El hablante expresa un deseo. Ejemplo: ojalá apruebe todo en junio.
f) Dubitativa. El hablante expresa una duda. Ejemplo: quizá llueva esta tarde.

FORMACIÓN DE LAS PALABRAS. La doble articulación

1ª articulación: MONEMAS: Unidades mínimas CON significado: GAT- O

2ª articulación: FONEMAS: Unidades mínimas SIN significado: /G/ /A/ /T/ /O/

La palabra
Es una unidad lingüística independiente, formada por uno o más monemas, que en
la escritura aparece delimitada entre dos espacios en blanco.
Aunque se emplea la palabra como unidad significativa, la unidad más pequeña dotada de significación se llama MONEMA
Las palabras se componen:
o De UN SOLO monema: mapa
o De MÁS DE UN monema: mapa-s
Los MONEMAS se clasifican en:
o LEXEMAS: forman el núcleo de los
 Nombres: MUCHACH-o
 Adjetivos: ALT-o
 Adverbios: NUNCA
 Verbos: CANT-amos
y aportan el significado léxico.
o MORFEMAS: son unidades de significado gramatical, que sirven para relacionar o modificar el significado de los lexemas.
 Se clasifican en:
INDEPENDIENTE  S
Cuando forman palabras por sí solos:
Determinantes: mi
Preposiciones: en
Conjunciones: o
Pronombres: te

D EPENDIENTES:
Cuando se unen a los lexemas para completar y modificar su significado:
Pueden ser:
DERIVATIVOS (o AFIJOS): Añaden significado a los lexemas:
o Prefij.  os: IN - móvil
o Infijos: hum – AR - eda
o Sufijos: port – ERO
FLEXIVOS: siempre ocupan la posición final de la palabra y sirven para expresar accidentes gramaticales:
o Expresan género / número (mal – O – S)
o Los verbos expresan:
 Persona |
 Número |
 Tiempo | mir - ÁBAMOS
 Modo |
 Aspecto |
 Voz |